MI ABUELA AL MUNDIAL

Margarita se sumerge a diario en el rí­o abierto y nada varios kms por día, como si el agua tuviese un efecto curativo y la ayudase a cicatrizar las heridas que dejaron la muerte de su hija y su nieto. Como si nadando pudiera silenciar también la tempestad que habita en su casa. Margarita tiene 82 años y está entrenando para ir al mundial de Japón. Soy su nieta, y entre sus miedos, deseos y poemas, la acompaño en su viaje.